sábado, 13 de febrero de 2016

Àlbum del Año 2016: To Pimp A Butterfly, Kendrick Lamar.




El rap es uno de los géneros que se ha tomado los Grammy en los últimos años, con nombres como Eminem, Jay Z, Kanye West, e inclusive Macklemore & Ryan Lewis. Sin embargo, con el ocaso y/o la fórmula genérica de unos, y la migración de otros al featuring pop, el género adolece de alguien que pueda denominarse el  ‘Rey’ o al menos así se percibía hasta la llegada de un nuevo rapero venido de Compton, que ha sido objeto de las mejores críticas con sus dos primeros trabajos, Section 80 y Good Kid, M.A.A.D. City, pero que con su tercer álbum, sin duda, se ha superado a sí mismo.



Kendrick Lamar es uno de esos artistas que usan sus líricas para dejar un mensaje social, algo que no es nuevo en el rap, pues temas como la violencia, el racismo e infinidades de historias de encarcelamiento, drogas y muerte han sido plasmadas en temas de intérpretes reconocidos. Pero no se confundan, Kendrick no se considera a sí mismo como un rapero, sino como un autor, y no resulta pretenciosa esta afirmación: To Pimp a Butterfly, su tercer LP es una máquina cuyas piezas y engranajes están ensamblados quirúrgicamente, de tal manera que nada queda al azar. El resultado es un álbum de una complejidad sorprendente en su concepto.



Originalmente, el nombre del álbum sería To Pimp a Caterpillar, un acróstico del nombre de 2Pac, destinatario de su misiva en ‘Mortal Man’, el corte final del disco, donde Lamar ya ha desplegado todo su mensaje en pequeñas dosis a lo largo de 16 temas, hilados coherentemente. Es así como el “Recuerdo que eras contradictorio, abusando de tu influencia. A veces hice lo mismo. Abusé de mi poder, lleno de resentimiento. Resentimiento que se transformó en una profunda depresión. Me encontré gritando en una habitación de hotel. No quería autodestruirme. La maldad de Lucy me rodeaba. Así que hui en busca de respuestas, hasta que llegué al hogar”, se va desplegando en forma de liricas, de poema y hasta de ensayo, en pequeñas dosis a través del disco más ambicioso del artista.



Pero Kendrick va más allá. No se limita a hablarnos de racismo, sino que cuestiona cómo la misma comunidad afroamericana no puede manifestarse contra este fenómeno, mientras este se origine dentro de su propia comunidad, en temas como ‘Mortal Man’ o ‘Hood Politics’; critíca el papel de las estrellas endiosadas del hip hop, llegando a hacerlo consigo mismo (‘Institucionalized’, ‘U’, ‘For Free’ y ‘For Sale’);  utiliza metáforas que parecen obvias, pero que terminan hablando de algo insospechado en ‘Momma’, (No, no es esa canción que el rapero compuso a su madre), y no, la Lucy en la segunda mitad del disco no es su chica, es nada menos que Lucifer, el que lo ha corrompido todo, y que quizás sea el responsable del estado de ánimo pesimista y depresivo de Lamar en ‘These Walls’ y ‘U’. Aunque también parece mostrarse un poco más optimista en ‘Alright’, (Nominada a Canción del Año) y  en ‘I’, una declaración de amor propio.



To Pimp a Butterfly es además un collage sonoro, que se pasea por sonidos de música negra como el bebop, el free jazz, el P-Funk, el G-Funk, el soul y el hip hop, que lejos de sonar arcaicos o repetitivos, tienen un sonido bastante fresco, con colaboraciones de Boi-1da, Flying Lotus, Terrace Martin, Pharrell Williams, Knxwledge, Sounwave, Thundercat, Snoop Dogg y hasta Bill Clinton. El disco se pasea por diferentes estados de ánimo, a través de las reflexiones de Kendrick, pero parece predominar una atmósfera oscura, incluso en los temas en los que intenta convencerse a sí mismo de que todo estará bien.



Lamar tiene a su favor casi todo: el disco más aclamado del año por la crítica, haber debutado en el lugar número 1 en ventas de la Billboard, y aunque ninguno de sus sencillos alcanzó los primeros lugares, la contundencia del disco hizo poner de acuerdo a la industria, la crítica y el público. Y si se nos ocurre que por su complejidad, quizás la Academia piense en no votarlo, sólo echemos un vistazo a los tres últimos ganadores: Morning Phase, Random Access Memories y Babel. Atrás ha quedado el conservatismo de los Grammy en la categoría reina. La Academia ama las rarezas y To Pimp a Butterfly se ajusta por completo al perfil.



No cabe duda de que el máximo nominado este año, tendrá que subir varias veces al escenario. De sus 11 candidaturas, Kendrick es el gran favorito para arrasar en toda el Área Rap, en Mejor Video y hasta en su colaboración en Grabación Dance/Electrónica. Pero además, estamos a un paso de verlo convertirse en el segundo artista de su género en recibir el premio en la categoría reina, doce años después de que lo hiciera el dúo de Atlanta, Outkast.  



No hay comentarios:

Publicar un comentario